Científicos descubren de dónde vienen los humanos

Vanessa Hayes, genetista del Instituto Garvan de Investigación Médica de Sydney, identificó el lugar por medio de un estudio de ADN mitocondrial. Junto a su equipo de expertos, recopiló 1.217 muestras de material genético. Luego, lo comparó con el cromosoma de personas cuya línea materna se remonta a tiempos muy antiguos. 

Dicho estudio reveló un área de origen que llevó a realizar investigaciones arqueológicas y geológicas. Así fue como se descubrió el lago desintegrado como escenario de los primeros humanos. Su ubicación te sorprenderá.

Naturalmente, desde hace mucho tiempo se ha vinculado al continente africano con el origen de la humanidad. Pero, trazar en el mapa el desarrollo y las migraciones ha sido una tarea ardua. A fin de cuentas, hace siete millones de años el hombre empezó a evolucionar, separándose de primates como los chimpancés y los bonobos.

Es extremadamente difícil encontrar una conexión entre los pobladores modernos y los primeros humanos. Bueno, hay muy pocos registros fósiles. Por ello, es probable que especies enteras hayan aparecido y desaparecido sin dejar rastro. Solo existen pequeñas evidencias para respaldar el trabajo

No obstante, con cada avance científico, todo se vuelve más claro. Por ejemplo, que los neandertales deambularon por Europa, Siberia y Asia Central, pero no llegaron hasta África. Aunque pudieron abrir el camino para la civilización moderna, no son la especie original.

La evolución del Homo heidelbergensis y Homo erectus condujo al surgimiento del hombre sabio. Estos nuevos humanos se diferenciaban ligeramente del grupo neandertal. Su contextura era más delgada que la de los musculosos primates.

Además, dominaban mejor lo relativo a la fabricación de herramientas para la caza. Mientras los neandertales usaban piedras afiladas, los africanos diseñaban armas más sofisticadas, por lo que su cacería era más efectiva. 

Las similitudes en los estilos de vida de estas poblaciones confundieron en un principio a los científicos. En consecuencia, surgieron dos teorías sobre dónde y cómo evolucionaron nuestros antepasados. Una es la llamada hipótesis multirregional, según la cual se extendieron por todo el mundo. Esto habría permitido su desarrollo en diferentes lugares.

La segunda teoría es de origen único, conocida como fuera de África. Sugiere que los humanos modernos se desarrollaron en este continente durante miles de años, antes de dispersarse por el mundo. En 1980, los expertos parecían confirmar esta idea.

El motivo fue una prueba de ADN, a través de la cual los investigadores rastrearon la genealogía de múltiples sujetos, para determinar sus raíces ancestrales. Al parecer, estos mapeos los llevaron siempre a pensar en el mismo lugar. 

En estos primeros estudios, utilizaron ADN mitocondrial para revelar sus orígenes. Las madres son las responsables de transmitir esta parte del código genético a sus hijos. Debido a que presenta más mutaciones que otras, es más fácil ver cómo han pasado entre generaciones..

Al comparar repetidas veces la cadena de cromosomas, los genetistas observaron que una mujer le transmitió el código a cada ser en la Tierra. Aunque la bautizaron como “Eva” no se trató de la primera humana, ni mucho menos de la figura bíblica.

Esta madre ancestral vivió en una época en la que la humanidad estaba formada por 10.000 habitantes. Tenía una línea ininterrumpida de descendientes femeninas, cuyo ADN mitocondrial pasó a sus hijas. Estas lo transmitieron a lo largo de los siglos hasta hoy. 

Otro estudio genético, realizado en 2008, confirmó que Eva fue la única mujer de su época con un linaje continuo. También que era originaria de la zona oriental de África. Quizás, por ello, la revista Smithsonian se refiere a ella como nuestro antepasado común más reciente.

Aunque su ADN parecía indicar de dónde vino cada ser humano, los expertos querían saber más. Por ejemplo, cómo se extendió la especie a otros continentes y por qué la mayoría de los fósiles provienen de Europa. Para despejar las dudas, compararon la información genética con hallazgos arqueológicos.

Los resultados apuntaban a una migración a gran escala que comenzó hace 80.000 o 60.000 años. Supuestamente, los humanos de esa época decidieron dejar atrás sus orígenes africanos para irse a Asia. No obstante, hace unos 45.000 años, ya habían emigrado a Australia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea. Los grupos también abandonaron África para trasladarse a Europa, 5.000 años después. 

Es posible que las personas que viajaron al continente europeo hayan tomado una de dos rutas: la costa mediterránea o el paso entre Turquía y el río Danubio. Ese movimiento, llevó a los neandertales a las montañas, hasta desaparecer la especie hace unos 25.000 años.

Los humanos continuaron deambulando por el mundo. Hace 15.000 años, atravesaron el océano Pacífico desde Asia para llegar a América del Norte. Algunos integrantes de la especie se establecieron en el Sur del continente.

Cuesta creer que estos datos no estén respaldados por suficiente evidencia fósil de los primeros hombres. En especial, tomando en cuenta los cambios que ha sufrido África, donde se supone se originó la humanidad. En efecto, hoy las zonas áridas se erosionan con facilidad, mostrando las osamentas de muchos antepasados.

Es posible que esta gente no enterrara a sus muertos, ya que los arqueólogos no han logrado descubrir demasiados restos, en África ni Europa. Tal vez dejaban descomponer los cuerpos al aire libre o los cremaban, según algunos expertos.

Ante la falta de evidencia ósea, la ciencia moderna ha jugado un papel importante. Gracias a ella, los investigadores han logrado precisar los orígenes humanos. Para muestra, el estudio realizado por Vanessa Hayes en 2019, basado en el ADN mitocondrial.

Como ya sabes, la genetista estudió a 1.217 personas que habitan actualmente en el sur de África. Incluyendo a indígenas khosianos, un grupo que habla con consonantes y busca subsistir desde hace mucho tiempo.

Utilizando sus muestras de sangre, la especialista y su equipo detectaron el linaje L0 en la genética de los sujetos evaluados. Es decir, el ADN original de Eva, el cual se dividió en cinco ramas a medida que se produjo la migración de África y se diversificó el ser humano.

Esta genealogía se ramificó hace 130.000 años, cuando parte de la raza humana decidió mudarse de hogar. El sustento ya no era un problema porque las lluvias transformaron las tierras secas en vegetación. Algunas personas se dirigieron hacia el suroeste y otras al noreste para cultivar las áreas verdes.

Hayes consiguió determinar con exactitud dónde nacieron los humanos. Una vez más, el lugar resultó estar en el continente africano. Concretamente, en el área que abarca desde Namibia hasta Botswana y que luego, se extendió a Zimbabwe.

Más tarde, pudo agregar evidencia fósil, de tipo geológica y arqueológica a su descubrimiento. Aunque en la actualidad, algunas zonas parecen inhóspitas, la verdad es que alguna vez fueron muy diferentes.

El punto exacto de origen de la humanidad, según los investigadores, es el lago Makgadikgadi. Su tamaño es casi el mismo de Nueva Zelanda, pero ahora es un humedal. Su transformación comenzó hace 200.000 años.

Hoy en día, esta región al sur del río Zambezi permanece seca, por lo que es difícil imaginar que allí surgió la vida humana. El agua se drenó por completo, formando salares con grandes extensiones blancas del mineral que resplandecen con el sol.

Antes de desecarse, el lago era exuberante y estaba lleno de recursos aptos para el hábitat. No solamente de los humanos sino también de las especies silvestres.

En ese entonces, el humedal de Botswana servía como oasis a las zonas desérticas circundantes. Por lo tanto, es factible que los humanos hayan iniciado la vida allí hace 200.000 años y permanecido en la zona otros 70.000 más. Se cree que la modificación del clima los obligó a abandonar el lugar.

Efectivamente, los cambios en la órbita y la inclinación de la Tierra, provocaron lluvias en nuevas zonas de África. Eso estimuló el crecimiento de la vegetación, dando razones a la humanidad para salir de los humedales y penetrar otros territorios hace siglos atrás.

Hayes y su equipo no sólo ratificaron el origen africano, sino que identificaron al antiguo lago como cuna de los humanos modernos.

Pero no todos los científicos están de acuerdo con la conclusión de este grupo.Tal es el caso de Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres. Para este experto, las muestras de ADN actuales podrían no ser totalmente representativas, por lo que se mostró cauteloso.

El especialista en orígenes humanos dijo que el estudio no es capaz de captar la complejidad de la procedencia del Homo sapiens. Pues, se centra en una pequeña parte del genoma, así como de una región, fósil o herramientas de piedra. 

Otras investigaciones sugieren distintas zonas de África como origen de la humanidad. Stringer destacó uno en particular, según el cual la migración comenzó en la parte occidental.Eso queda lejos de Botswana, país sin salida al mar por el lado sur. 

Agregó que hay más información sobre quienes abandonaron el continente, cuya genética hace referencia a las zonas orientales. Eso significa una combinación de ascendencia de diferentes regiones, incluso, fuera de África.

A juicio del experto, Hayes exageró con sus hallazgos y está rebasando los datos al utilizar ADN mitocondrial para reconstruir una sola ubicación. Por tanto, no es posible conocer la historia completa de los antepasados.

Otros colegas apoyan la teoría de que la humanidad provino de más de un lugar. Rebecca Ackermann, arqueóloga de la Universidad de Ciudad Cabo, cree que podría haber raíces más allá de África. Por tal motivo, considera que no se deben sacar conclusiones a partir de pequeñas muestras.

No obstante, es innegable que la investigación de Hayes estableció el origen potencial de la humanidad. Y muchos eruditos han creído durante años que la especie en realidad evolucionó en África. Pero, incluso con las pruebas de ADN y la ciencia moderna, tal vez no sea la respuesta definitiva.