Este avión de la Fuerza Aérea fue enviado a interceptar un ovni, pero luego desapareció sin dejar rastro

Es una tempestuosa noche de noviembre de 1953 y, en algún lugar de la región de los Grandes Lagos de América del Norte, acaba de aparecer un objeto inesperado en la pantalla de un radar de la Fuerza Aérea de EE. UU. Así que los funcionarios envían a dos aviadores para observar más de cerca y, con suerte, llegar al fondo de este extraño misterio. Pero a medida que el par, a bordo de su avión, se acerca a la anomalía, sucede algo realmente increíble. E incluso décadas después, la verdad del asunto es turbia.

El primer teniente Félix Moncla fue uno de los hombres que alzó el vuelo para investigar al objeto volador no identificado. No era ningún novato, además. Moncla estaba sirviendo en Truax Field, la Base de la Fuerza Aérea ubicada en Madison, Wisconsin, y a noviembre de 1953 había registrado más de 800 horas de vuelo.

Por lo tanto, es muy posible que los superiores de Moncla se hayan sentido confiados de que éste tendría éxito en su misión. A bordo de una nave conocida como F-89 Scorpion, el aviador y el segundo teniente Robert Wilson partieron en busca del objeto desconocido. Y en poco tiempo, comenzaron a alcanzarlo, miles de pies por encima de las oscuras aguas del lago. Pero lo que sucedió a continuación sigue desafiando toda explicación. Sí, desató un misterio que perdura hasta el día de hoy.

En términos simples, Moncla, Wilson y su avión desaparecieron sin dejar rastro. Fue una tragedia que sus superiores tuvieron dificultades en explicar. Y a lo largo de los años, la milicia ha dado relatos extremadamente diferentes de lo que sucedió esa fatídica noche. ¿Es todo esto obra de una conspiración del gobierno, encubriendo la verdad sobre un aterrador encuentro alienígena? ¿O es la verdad algo un poco más ordinario?

Bueno, primero juzguemos los hechos. La historia comenzó la noche del 23 de noviembre de 1953, en una instalación del Comando de Defensa Aérea en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Las condiciones climáticas tampoco eran exactamente favorables para una misión. Según algunos informes, estaba nevando, mientras que otras fuentes afirman que el tiempo era tormentoso. Pero sea cual sea la verdad, algo inesperado ocurrió en la región poco después de las 6 p.m.

Aproximadamente a esa hora, un operador detectó algo inusual en el radar. Viajando a través del espacio aéreo restringido, una entidad desconocida parecía estar acercándose al núcleo comercial de Soo Locks en la orilla sureste del Lago Superior. Y lo más desconcertante de todo, no había ninguna nave estadounidense o canadiense autorizada para estar en el área en ese momento. ¿Era un ovni?

Pues bien, los funcionarios estaban desconcertados, por lo que enviaron un jet F-89 Scorpion que estaba estacionado temporalmente en la Base de la Fuerza Aérea de Kinross, a unas 20 millas (32 km) de Soo Locks. Normalmente, este avión tenía su base a unas 400 millas (643 km) de distancia en la Base de la Fuerza Aérea de Truax, aunque al final nunca haría el viaje de regreso al sur.

En fin, cuando la aeronave fue reubicada, Moncla y Wilson hicieron el viaje a Michigan. Y el primer teniente, un hombre con más de 120 horas de experiencia volando aviones como éste, estaba en el asiento del piloto. Inicialmente encaminado a convertirse en médico, el joven de 27 años había abandonado la carrera de medicina para unirse al ejército tres años antes.

Sin embargo, la noche del 23 de noviembre, Moncla partió en busca del misterioso objeto. Y con Wilson a cargo del equipo de radar, los dos pronto se encontraron en plena persecución. Pero el segundo teniente tenía dificultades para seguirle la pista a la nave desconocida, que parecía moverse rápidamente de un lugar a otro.

Afortunadamente, un operador de radar en tierra estaba disponible para ayudar a Moncla y Wilson en su persecución. El operador observó la pantalla mientras un parpadeo seguía al otro en un juego a gran altura del gato y el ratón, descendiendo lentamente de 25.000 pies (7.620 m) a solo 7.000 pies (2.133 m). Entonces, finalmente, parecía que el F-89 estaba ganando terreno.

En un punto a unas 70 millas (112 km) de la península de Keweenaw en la orilla sur del lago, el avión de Moncla y Wilson alcanzó al objeto desconocido. Para ese momento, los aviadores habían rastreado la nave no identificada durante unas 160 millas (257 km). Pero justo cuando el misterio estaba a punto de resolverse, sucedió algo que nadie podría haber predicho.

Según informes de testigos, las dos señales en el radar de alguna manera se unieron como una sola. El periódico local de Madison, The Capital Times, intentó más tarde darle sentido a este extraño suceso, publicando un artículo que explicaba: "El avión de Truax fue seguido en la pantalla del radar en Kinross hasta que su imagen se fusionó con la del avión que estaba investigando".

Después de eso, el avión de Moncla y Wilson pareció desaparecer de golpe. Más tarde, un informe oficial indicaría que la señal de radar del F-89 simplemente se había desvanecido. Y si eso no fuera lo suficientemente extraño, la señal que representaba la nave desconocida se desvió de su curso antes de desaparecer también. Pero, aunque la situación era desconcertante, el siguiente paso a seguir era obvio. Por lo tanto, el ejército estadounidense lanzó una operación de búsqueda y rescate para localizar a los aviadores desaparecidos.

Naturalmente, hubo una extensa búsqueda de la zona tanto en barco como en avión. Pero, increíblemente, nunca se encontró ninguna señal de Moncla, Wilson o su F-89. Ambos hombres, junto con su jet, parecían haber desaparecido por completo de la faz de la Tierra. Entonces, ¿qué pasó exactamente con el experimentado piloto y su segundo al mando?

Bueno, ya que la Fuerza Aérea de los EE. UU. tenía que dar algún tipo de explicación, se envió rápidamente un comunicado de prensa oficial a Associated Press. Este incluía detalles que supuestamente explicaban lo que había sucedido en los momentos previos a la desaparición. “[El F-89] fue seguido por radar hasta que se fusionó con un objeto a 70 millas (112 km) de Keweenaw Point en la parte superior de Michigan”, se lee en el comunicado. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los que estaban al mando comenzaran a recular sobre esta historia.

En una segunda declaración, publicada poco después de la primera, la Fuerza Aérea de los EE. UU. se retractó de sus afirmaciones iniciales. Esta vez, los funcionarios restaron importancia al misterio y, en cambio, afirmaron que el operador del radar se había equivocado. Ahora, la posición de la milicia era que Moncla y Wilson realmente habían completado su misión, interceptando con éxito el objeto no identificado.

Según esta segunda declaración, el objeto fue identificado por Moncla y Wilson como un avión C-47, también conocido como Dakota, que pertenecía a la Real Fuerza Aérea Canadiense. Al parecer, esta nave se había desviado unas 30 millas (48 km) de su curso, explicando claramente su aparición inesperada en un espacio aéreo restringido. También se afirmó que los aviadores estadounidenses solo habían tenido problemas después de su encuentro con el otro avión.

Aparentemente, Moncla había sufrido un ataque de vértigo mientras regresaban a la Base de la Fuerza Aérea de Kinross, y esta emergencia médica había provocado que el avión se estrellara contra el Lago Superior. Pero no pasó mucho tiempo antes de que también comenzaran a aparecer errores en esta versión de los hechos. En Canadá, los funcionarios señalaron que ninguno de sus aviones había estado en las cercanías en el momento del incidente.

Después de eso, los acontecimientos se volvieron aún más rebuscados. Según el investigador de ovnis Donald Keyhoe, quien escribió dos libros sobre la extraña historia, la viuda de Moncla recibió la visita de un par de representantes diferentes de la Fuerza Aérea de los EE. UU. Se dice que una de estas personas afirmó que el piloto había estado volando a una altitud incorrecta. Si se tomara esto como cierto, la proximidad del avión al lago habría sido la causa principal del fatal accidente.

Curiosamente, sin embargo, el segundo representante le contó a la viuda de Moncla una historia completamente contradictoria. En esta versión de los hechos, el F-89 había explotado en el aire sobre el lago Superior. Y en medio de toda esta confusión, comenzó a surgir un rumor. ¿Acaso los aviadores se habían encontrado con algo fuera de este mundo?

Ahora bien, esa teoría puede parecer ridícula de entrada, pero durante años la desaparición de Moncla y Wilson ha continuado siendo un misterio. También se desconocía por completo el paradero de su funesto avión. Y aunque surgieron informes en 1968 de que se habían descubierto algunos restos, posiblemente pertenecientes a un avión militar, en la costa este del lago Superior, nadie ha podido verificar estas afirmaciones.

Así que ¿qué pasó realmente con Moncla y Wilson esa fatídica noche? Bueno, Keyhoe tiene su propia sugerencia. En su libro The Flying Saucer Conspiracy, el escritor especuló sobre la verdadera causa de la desaparición de los aviadores. Y como ya habrás adivinado, Keyhoe conjetura que el F-89 desaparecido había estado persiguiendo una nave alienígena.

Keyhoe, él mismo un ex aviador de la Infantería de Marina, recordó haber escuchado un rumor en la época en que Moncla y Wilson habían desaparecido. Aparentemente, la historia era que "un F-89 de Kinross había sido alcanzado por un platillo volador". Sin embargo, cuando investigó más, recibió una explicación diferente. Como había afirmado la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, un avión canadiense, no una nave alienígena, había sido el catalizador del incidente.

A pesar de esto, algunos todavía creían que un ovni de alguna manera había estado involucrado en la desaparición de Moncla y Wilson. Añadiendo leña al fuego, Keyhoe presuntamente obtuvo una copia de un documento oficial de la Fuerza Aérea sobre el caso. Y esta evidencia era convincente… según consta, incluía una entrevista con un testigo que había visto el incidente en el radar.

Se afirma que el testigo no identificado dijo: "Parece increíble, pero aparentemente el parpadeo en el radar se tragó nuestro F-89". Sin embargo, eso no fue todo. Más tarde, Keyhoe alegó haber discutido el incidente con miembros del Proyecto Libro Azul, el equipo oficial de la Fuerza Aérea de los EE. UU. dedicado a la investigación de ovnis. Y, aparentemente, los individuos que pertenecen a esta unidad especial explicaron que el caso de 1953 fue solo uno de muchos eventos misteriosos similares.

Según Keyhoe, algunos de los miembros del Proyecto Libro Azul creían también que los ovnis eran naves extraterrestres de visita en la Tierra. Sea como fuere, el informe oficial del equipo sobre lo que se ha denominado el Incidente de Kinross se mantuvo fiel a la posición previa de la milicia. Moncla y Wilson, decía el documento, habían fallecido en un accidente, y no se mencionaba ninguna participación extraterrestre.

Pero la trama se complicó cuando los investigadores del Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos (NICAP) hicieron otro descubrimiento alarmante. Al parecer, el grupo se puso en contacto con el Centro de Inteligencia Técnica Aeroespacial, solo para que la organización negara que el incidente de Kinross hubiera ocurrido alguna vez. Según los informes, los funcionarios del centro afirmaron: "No hay registro en los archivos de la Fuerza Aérea de ningún avistamiento en Kinross AFB el 23 de noviembre de 1953... No hay ningún caso en los archivos que se parezca siquiera a estas circunstancias".

Quizás comprensiblemente, esta evasión hizo poco por apaciguar las sospechas en torno al incidente. Y en poco tiempo, los cazadores de ovnis amateur comenzaron a elucidar sus propias ideas sobre lo que había sucedido con el jet de Moncla y Wilson. Por ejemplo, ¿tal vez los dos aviadores habían sido secuestrados por la misma nave que habían estado rastreando?

En esta teoría, el F-89 había sido recogido en el aire por el objeto: una nave alienígena. Algunos incluso llegaron a especular sobre el propósito detrás de tal secuestro. ¿Quizás, razonaron, los extraterrestres deseaban usar a Moncla y Wilson para repasar sus habilidades en el idioma inglés?

Luego estaba la sugerencia de que la extraña visión en el cielo había sido un OVNI protegido por algún tipo de campo de fuerza. Cuando el F-89 de Moncla y Wilson, sin saberlo, chocó contra el objeto, habría sido como chocar contra una pared sólida. Entonces, tal vez el avión realmente se había estrellado, pero no por un error del piloto.

Sin embargo, los años han pasado y la desaparición de Moncla y Wilson sigue siendo un misterio. Y aunque el caso sigue llamando la atención, ni los investigadores oficiales ni los aficionados han podido descubrir la verdad. Pero, naturalmente, eso no ha impedido que los usuarios de foros como Reddit especulen sobre el extraño incidente.

En una publicación de Reddit, un usuario relacionó la desaparición con el misterio del Triángulo de los Grandes Lagos. Se trata de una anomalía similar al Triángulo de las Bermudas. Esta región supuestamente ha visto desaparecer varios barcos y aviones en extrañas circunstancias a lo largo de los años. Se ha dicho que hay altos niveles de mineral de hierro en las rocas de la zona, lo que hace que los equipos de navegación funcionen desastrosamente.

Sin embargo, desafortunadamente, hay una falla en esta teoría. Verás, el Triángulo de los Grandes Lagos se encuentra tradicionalmente en el lago Michigan, a unas 250 millas (402 km) al sur de donde desaparecieron Moncla y Wilson. Y si un equipo de navegación defectuoso había causado el accidente, ¿qué era la otra señal que había aparecido en el radar en la Base de la Fuerza Aérea de Kinross?

En otra parte, otro comentarista ofreció una explicación más prosaica del incidente. Presentaron la afirmación de que el F-89 era un modelo de "retocar y despegar" que había involucrado mucho ensayo y error, y había sido víctima de varios accidentes fatales. Quizás, razonó el Redditor, Moncla y Wilson habían sido víctimas de un accidente más predecible.

Bueno, aunque esta explicación puede parecer lógica, no explica el origen de la misteriosa señal en la pantalla del radar. Y aunque el usuario de Reddit sugirió que tales señales pueden ser causadas por objetos más mundanos, como una bandada de pájaros, un operador capacitado debería haber podido distinguir entre la vida aviar y una nave desconocida.

No obstante, como tanto los entusiastas de los ovnis como los escépticos continuaron especulando en línea, hubo otro desarrollo interesante en el caso. En 2006, un periódico canadiense llamado Pembroke Observer publicó un artículo detallado sobre el incidente de Kinross, llamándolo "uno de los misterios más perdurables de los Grandes Lagos". Luego, poco después de eso, Francis Ridge, un destacado investigador de platillos voladores, recibió un correo electrónico extraño.

Supuestamente, el correo electrónico contenía un fragmento de texto que pretendía ser de una noticia. Presuntamente publicado por Associated Press, el artículo anunciaba que el jet de Moncla y Wilson había sido encontrado en el fondo del lago Superior por un equipo de buzos. También había un enlace al sitio web del grupo responsable, Great Lakes Dive Company, dentro del mensaje.

Y a medida que la noticia del aparente descubrimiento comenzó a difundirse, un portavoz del grupo llamado Adam Jiménez concedió entrevistas a los periodistas. Las fotografías submarinas publicadas en el sitio web de Great Lakes Dive Company también parecían respaldar sus afirmaciones. Luego, la historia dio un giro elaborado. Supuestamente, los buzos también habían descubierto restos de un ovni junto a los restos del F-89.

Para los entusiastas de los ovnis que habían estado siguiendo el incidente de Kinross, este desarrollo debe haber parecido demasiado bueno para ser verdad. Y, ay, parece que efectivamente lo fue. A medida que los investigadores continuaron profundizando en la historia, ésta rápidamente se vino abajo. Aparentemente, no había evidencia de que Great Lakes Dive Company hubiera existido alguna vez. Al poco tiempo, Jiménez también desapareció, lo que llevó a la mayoría de los observadores a concluir que el descubrimiento había sido un engaño.

Desde entonces, no ha habido nuevas pistas sobre la desaparición de Moncla y Wilson, por lo que el mundo no está más cerca de saber qué sucedió sobre el lago Superior esa noche tormentosa. Pero aún podría haber un último giro en la historia. En 2020, el Pentágono reavivó la conversación sobre los ovnis al publicar imágenes previamente clasificadas con fenómenos aéreos desconocidos. Entonces, ¿podrían algunos documentos ultrasecretos ocultos en los archivos del gobierno contener la clave de la verdad sobre el incidente de Kinross? Sólo el tiempo lo dirá.